sabato 4 maggio 2019

MMAC 03/09








En los procesos que  establece   pintar, he comprendido  que   se    juega   una   especie de memoria,   además de  la  relacionada  a   la  tradición,   lo  está   al establecerse el   dialogo dual permanente entre  miradas,  la  que   se realiza hacia el modelo  y la   que   se  hace  hacia   la   pintura.
Cuando  me enfrento al lienzo  en   blanco no está del todo vacío   sino está contenido,  lleno, de clichés,   conceptos, informaciones, que  debo  depurar.  Mi intento  y    acierto en    estas    pinturas   ha sido   buscar   en  la  memoria corporal. Mi mano  adiestrada,  después de   años  de práctica, en    conjunción  con el estudio constante  de   la   mimesis o  emulación  de   la figura  humana me ha  llevado a  querer  explorar  emancipándome  del referente en  función de  crear  una propia  corporalidad  partiendo de   mi  propio  cuerpo.  Me   noto   en   este  proceso,  simulando  las  posturas  y  gestos  que he  de  pintar  para  entenderlas y poder  así  transmitirlas  al lienzo.  Mucho parte del  dibujo, las  atmósferas se  generan   con el   pigmento,   observando  cómo   fluctúan sorbe la  superficie, ajustando o  anulando las relaciones dinámicas   que   se  establecen.  Los    colores  establecen el  ambiente,  son  la melodía y   esta   casi   siempre  es  sombría  y melancólica  como el  ritmo  de  mi propio cuerpo al pintar.

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